Los últimos años de la década de los ’80 supusieron para mí los primeros fanzines, a base de fotocopias y sin ningún tipo de montaje infográfico, escritos a máquina, con mucho typex y fotocopiando las ilustraciones que serían incluidas en las ediciones. De aquellas primeras ediciones poco queda, salvo el recuerdo. Hoy por hoy es casi imposible encontrar unos fanzines fotocopiados, pues las ediciones se realizan a través de imprentas digitales o impresiones de la impresora, valga la redundancia. En aquella época los montajes se hacían recortando con tijeras y no con cúters. Cerebro, Pepe Napia, fueron mis primeros fanzines, y supusieron una etapa importante en mi vida.